La piedra de la ermita

Desde lo alto de la ermita, Selmo ha sido testigo de las transformaciones que ha sufrido la villa de Avilés, desde que se fueron instalando las primeras fábricas en las márgenes de la ría, hasta la construcción de Ensidesa. Selmo vio cómo la villa se convertía en la ciudad industrial de Avilés

El día seis de febrero de 1971 se produjo la mayor explosión que se recuerda en Avilés, el accidente de mayor gravedad de la factoría de Ensidesa. Aquel día, según dicen las crónicas, temblaron los cimientos de Avilés, de una ciudad que había sufrido una gran transformación en muy pocos años, especialmente desde que se decidió instalar en la margen derecha de la ría, y en terrenos que ocupaban, no solo Avilés, sino también concejos limítrofes, de la empresa nacional siderúrgica ENSIDESA.

En la piedra de la ermita, Selmo siente escalofríos, tiene la sensación de que los cimientos de la tierra no han dejado de temblar desde las diez y media de la mañana de ese día. 

La gran explosión de Ensidesa se produjo ocho años después de que el barrio de La Luz se hubiese empezado a poblar, cuando los peores tiempos habían pasado ya. No fueron fáciles los inicios de la vida en el barrio nuevo, ni para los recién llegados ni para los que habían sobrevivido en la colina de La Luz a casa puesta, después de las expropiaciones con las que se allanaron terrenos para construir los bloques de edificios. 

Cuando más asentados parecían estar ya los cimientos del barrio y de la convivencia en toda la zona, aquella mañana tembló el mundo. A Selmo, le seguía temblando todavía doce horas después de la explosión, le seguiría temblando, tal vez, durante mucho más tiempo.

Una historia basada en la realidad de la industrialización de Avilés. A través de su memoria, y de sus experiencias, Selmo — el protagonista— irá evolucionando a la par que el paisaje que le acompaña desde niño.