Bandera de conveniencia. El desafío de ser marino mercante

Armadores de grandes flotas navieras, por diversas razones, comenzaron a verse con problemas para tripular sus buques. La solución fue matricularlos en banderas con menores requerimientos, que les permitieran contar con tripulaciones de cualquier parte del mundo. Así nació la bandera de conveniencia.
En este libro comparto esta y otras transiciones que viví como marino mercante. Navegué durante las décadas de los setenta y ochenta, hasta los noventa, cuando dejé los mares para establecerme como práctico en el puerto de Montevideo.
Fueron muchas las vicisitudes y muchos los desafíos que debimos enfrentar quienes elegimos en aquellos tiempos esta profesión. Esa vida me permitió aventurarme a un mundo nuevo, que me tenía reservados aprendizajes y sorpresas que atesoro y que hoy quiero compartir con los lectores.