Pluma de Quetzal

Plantea la rebeldía de un joven de trece años ante los usos y costumbres de una pequeña comunidad escondida y cercana a la zona selvática chiapaneca, en México. Su padre, Yuma, un famoso chamán muy fiel a sus ideales, maneja la herbolaria y posee una intuición muy desarrollada y guarda con recelo figuras e información de sus antepasados, los cuales debe trasmitir a su único hijo, Nagualtzin.

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A pesar de la lejanía, ya ha llegado al pueblo la televisión. Allí el niño ve por primera vez un celular, el cual desea poseer. Ante la negativa del padre, se produce un fuerte enfrentamiento sin vías de solución. A esta actitud, le sigue el remordimiento, que intentará aplacar bebiendo uno de los líquidos elaborados por su padre. Este le genera un fuerte aletargamiento, se recuesta bajo la sombra del árbol del hule para entrar en un profundo sueño donde aparecerán distintas escenas de las culturas mesoamericanas y las enseñanza del gran Yuma.
Será Trapiche, el perro y su amigo fiel, quien lo inicie en la búsquedel jaguar Ocote.
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