Llegó la nada

Aquel maldito autobús, la noche, las dudas y el miedo. Todo se unía en una compleja fatalidad de la que Verónica ya no podría alejarse. El destino tenía algo preparado para ella. Nada le hizo presagiar de qué forma tan drástica cambiaría su vida al decidir comenzar ese fatídico viaje en las Dunas de Artola, Marbella. Verónica se verá atormentada por visiones, descubriendo en las playas malagueñas infiernos que traerán de cabeza a la policía. Ya no logrará diferenciar si lo mejor será no recordar el verdadero motivo de su huida o enfocarse en buscar las verdades que se esconden tras los corazones de piel. En ellos aún se logra escuchar los viejos lamentos de un adiós sin forma y una verdad que helará tu corazón…